Hace algún tiempo, la ONU se planteó la publicación de una lista de cosas inútiles que a pesar de estar fuertemente consolidadas, en realidad carecían por completo de utilidad práctica. No obstante, al comprobar que la propia ONU encabezaría dicha lista, sus miembros decidieron aparcar a un lado el proyecto e irse a jugar a los dardos a una tasca mexicana en la que les hacen descuento.
Además de la ONU, formaban parte de esa lista el Montepío de la Minería, la asociación de viudas de las Guerras Carlistas y por supuesto el G-8, grupo compuesto por los países más industrializados del mundo y Rusia.
Para explicar la clave del éxito del G-8 vamos a utilizar una bonita palabra que la redacción de este medio ha aprendido este año, sinergia.
La sinergia sería, la interacción de elementos, que da como resultado algo más grande que la suma de estos por separado. Es decir, un grupo de inútiles como los miembros del G-8, consiguen un grado de inutilidad inmensamente mayor cuando actúan juntos, que si sumamos la enorme inutilidad de cada uno de sus miembros por separado.
Destacamos de la última cumbre del G-8 algunas de sus más valoradas conclusiones, como que en África realmente no se come bien, que el precio del petróleo a pesar de ser hoy muy elevado, es una autentica ganga si lo comparamos que el que tendrá dentro de un año y que el plazo para reducir a la mitad las emisiones de CO2 se establece de nuevo hasta 2050, plazo que ninguno de los miembros del G-8 podrá incumplir ya que para entonces estarán criando malvas, flotando por el espacio o disecados en el Kremlin.
En relación con esto último hemos podido ver a los líderes del mundo cavando fosas en su última reunión, desconocemos si serán para uso personal, o en previsión de las consecuencias de sus medidas.
Recordamos en este video las nefastas consecuencias que puede tener liarte a chupitos con Putin.
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