Con la histórica cumbre del G-20+ZP nos pasa como con muchas películas malas, vemos el tráiler y quedamos fascinados, nos emocionamos, pensamos que esta vez puede ser diferente, distinto, pero una vez más se confirma que esos 20 segundos alucinantes son en realidad todo lo que nos puede ofrecer la película.
La intención de refundar el capitalismo era en realidad el tráiler de la cumbre, esos 20 segundos fascinantes que nos obligaran a prestar atención, una vez más, a un selecto grupo de poderosos estadistas, entre los que se encontraba un radiante José Luis Rodríguez Zapatero que tras mucho llorar logro pillar teta, dispuestos a trabajar conjuntamente para ofrecernos un mundo mejor.
Finalmente no se refundo nada de nada y en realidad los únicos que se podría decir que salen beneficiados de esta reunión son los españoles, presentes por primera vez en una cumbre internacional importante, sin que mediara la invasión ilegal de algún país por el medio, aunque Zapatero, fiel a las tradiciones patrias de hablar muy alto, despacio y muy claro cuando se encuentra en presencia de extranjeros, pero siempre en la lengua de Cervantes, claro está, no sabemos si ha podido establecer grandes relaciones con el resto de miembros, y Pedro Solbes, otro de los componentes de la comitiva española, noqueo con su soporífera charla a diestro y siniestro intentando convencerles de que no había tal crisis y que todo se trataba de una simple desaceleración, haciéndole un simpático guiño a la esperanza.
El resto todo igual, más liberalismo, medidas fiscales para seguir beneficiando a los que tienen más dinero, no proteccionismo, tecnoestrañismo, más dinerodeotromolismo, dos o tres macrodisloquismos bancarios y el compromiso de continuar estardinicolizando la macostambleconomía mundial, universalmente hablando, claro está.
Todo hace indicar que este momento histórico pasara, en menos de lo que canta un sobaco, a ese lugar maravilloso donde habitan los momentos históricos de segunda clase que sacuden al mundo durante una 50 horas y que luego solo las mentes más deterioradas recuerdan, véase el fabuloso hallazgo de los cuadrúpedos de Turquía en su momento, que se nos vendió como el eslabón perdido entre el ser humano y los indios y que estuvo a punto de provocar la canonización de Darwin por una iglesia católica totalmente entregada a las evidencias científicas descubiertas.
Refrescamos las memorias más afortunadas con un video de los cuadrúpedos no participantes en la cumbre del G-20.
No hay comentarios:
Publicar un comentario