Continúa el misterio sobre el uranio robado en una planta de Enusa en Salamanca

La plácida vida de una encina se ha visto drásticamente alterada. Mientras era mecida por la suave brisa de la tarde, unos trabajadores de la fábrica de elementos combustibles nucleares de Juzbado, Salamanca, descubrieron bajo la misma, justo al lado de su robusto tronco, un bote de plástico semitransparente con aproximadamente 300 gramos de pastillas de uranio.

A nadie importó ya la calidad de las bellotas, que desde hacía más de 20 años venía produciendo, sólo se acercaban a ella para ver y estudiar el maldito botecito semitransparente.

Parece ser que algún trabajador logró burlar la férrea vigilancia y robar el material radioactivo. Consiste en unas barras de uranio, de color marrón oscuro y unos 2 centímetros, capaces de generar cada una, tras el proceso adecuado, la energía eléctrica que consume una familia durante un año. Tras el supuesto hurto, depositaron el recipiente radioactivo bajo la encina, que se encuentra en el recinto que rodea la fábrica, justo al lado de la verja exterior. Aún no se sabe si el móvil es económico, se trata de un sabotaje, un souvenir o algún pedido de Irán.

Mientras la Guardia Civil y los responsables de la fábrica depuran responsabilidades, tranquilizan a la población e investigan quien sacó el uranio, la encina intenta recobrar la normalidad, olvidada y consciente de que su momento de gloria ha terminado.